Hemos
querido poner también, en esta página
web, las razas de aves que existen en Catalunya,
para así dar una continuidad y congruencia
al conjunto que forman, como un todo, las
“razas autóctonas catalanas”.
No
obstante, al no ser este, campo de
investigación preferente en nuestra
particular trayectoria investigadora, los
escritos que aquí encontrareis
se han basado, fundamentalmente, en los trabajos
y publicaciones de dos grandes estudiosos
y conocedores de estas especies. Por una parte,
el Dr. Amadeu Francesch (†2016), investigador del
IRTA (DARP – Generalitat de Catalunya),
y del cual hemos extraído los textos
referentes a las razas de gallinas y la oca
Empordanesa, así como del libro “Catalans
de Pèl i Ploma: Races Domèstiques
Autòctones de Catalunya”
(Ed. Lynx Promocions, S.L.), del que los dos,
Amadeu y yo mismo, somos coautores (conjuntamente
con Xavier Such y Pere-Miquel Parés).
Y por otro lado, el colombófilo señor
Toni Vidal, en casi todo lo que hace referencia
a las palomas.
El
origen de las Gallinas
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El
origen de la gallina doméstica (Gallus
domesticus) es probablemente el Gallus
gallus bankiva, especie del SE asiático,
pero no se descarta la posibilidad de que
otras especies del género Gallus, incluso
algunas ya desaparecidas, hubieran intervenido
en su formación. Esto sucedió
hace unos 5000 años, en regiones
del SE de Asia donde los antepasados de estas
aves continúan viviendo en estado salvaje.
Los testimonios más antiguos de gallos
o gallinas domésticos proceden de localidades
chinas septentrionales, así como de
Tailandia y Vietnam.
Se
conoce muy poco de su posterior difusión.
El gallo doméstico se fue introduciendo
hacia los pueblos de Mesopotamia y Egipto.
A finales del siglo VIII a.C. hizo su aparición
en la iconografía griega como un animal
reconocidamente exótico (pájaros
persas). Con la colonización romana,
su producción se extendió y
nació la avicultura productiva aunque
sin perder la función sagrada y lúdica
que había tenido en sus orígenes.
Los restos más antiguos en España
también datan del s.VIII a.C., y fueron
excavados en una factoría fenicia de
El Puerto de Santa María, Cádiz;
por lo que probablemente serían los comerciantes fenicios los responsables
de su introducción en la península
Ibérica. Los colonizadores españoles
la llevaron a Sudamérica a partir del
s.XV d.C.
Estas
aves, propias del hemisferio norte, que casi
no presentan dimorfismo sexual (lo que quiere
decir que machos y hembras son muy parecidos)
suelen anidar en zonas árticas y templadas.
La mayoría son migratorias, pero pueden
pasar el invierno en latitudes muy septentrionales.
Parece
ser que la mayoría de ocas o gansos
domésticos actuales provienen del ganso
salvaje o común (Anser anser),
del norte de Eurasia; una excepción
sería la oca china, robusto descendiente
de la oca cisne de Asia. No obstante, se dispone
de poca información acerca de la domesticación
de las ocas. Se conjetura que existieron diversas
zonas en las que se produjo la domesticación.
Existen evidencias
en Asia Menor, del 4000 a.C. En Egipto parece
ser que se domesticó tanto la oca común
como la egipcia (Alopochen aegyptiacus)
hacia el 2500 a.C. En Europa es posible que
antes de las civilizaciones mediterráneas
las tribus germánicas ya hubieran domesticado
la oca común, todo y que no se pueda
descartar que esta especie hubiera sido domesticada
independientemente en otros puntos de su área
de distribución. En Grecia, la oca
ya se conocía en su estado doméstico
hacia el 1000 a.C. Homero, el 950 a.C., la menciona en la Odisea, cuando narra que
Penélope, esposa de Ulises, tenía
20 ocas blancas. Aristóteles ensalza
las excelentes propiedades de esta especie
como animal de mesa, y los romanos ya sabían
como engordarla y aumentar artificialmente
su hígado con una alimentación
adecuada. Las ocas, como ya sabéis,
son la fuente del “Pâté
de foie-gras” que se elabora con
hígado de oca hipertrofiada mediante
sobrealimentación forzada y privación
de ejercicio (sic).
Paloma,
es el nombre común de cada uno de los
miembros de una familia de aves, con 309 especies
y 49 géneros, distribuidos por todo
el mundo salvo en el Ártico y la Antártida;
son especialmente abundantes en las regiones
cálidas. El fósil de paloma
más antiguo tiene 30 millones de años.
Se
supone que todas las razas de palomas domésticas
(Columba livia domestica) proceden
de la paloma bravía (Columba livia),
especie originaria de Eurasia. De todas maneras,
la paloma bravía se ha hibridado con
otras especies de palomas en diferentes partes
del mundo. La bravía es eumétrica
(la eumetría en palomas es de 250-300
g), y sus proporciones mediolíneas.
La cuna de la domesticación se localizaría
en un área que ocuparía todo
el Oriente Próximo; una franja que
iría de Turquía a la antigua
Persia, abarcando todo el Mediterráneo
hasta Egipto. La domesticación habría
tenido lugar hace 5000 a 10000 años.
En la península Ibérica las
primeras referencias de palomas domésticas
son del siglo XI a.C., en Cádiz.
Todas
las palomas prefieren vivir en grupo, incluso
las que vuelan en solitario, como es el caso
del “Refilador Ull de Peix”
o, más marcadamente, la paloma de “Escampadissa”
balear. La paloma bravía es un pájaro
gregario que, en estado salvaje, vive en colonias
y siempre realiza los vuelos en grupo (cuña),
excepto en las paradas nupciales, en que vuela
en pareja.
Existe
una gran variedad de palomas, surgida de sus
diferentes utilizaciones, gustos, influencias
históricas, y potenciada por los cruzamientos
y la selección. Esta variedad se expresa
en el peso, el tamaño, la edad de la madurez
sexual, el color del plumaje, los ornamentos
específicos, la voz, el vuelo o la
capacidad de orientación.
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