CABRA CATALANA
         
         
   
 ORIGEN E HISTORIA

El origen de esta agrupación caprina blanca, distribuida mayoritariamente –durante el s.XX- por las comarcas interiores y pirenaicas de la Catalunya Vieja, es confuso. De censo y extensión amplia en el pasado, la primera referencia escrita la hallamos en el diccionario de agricultura, zootecnia y veterinaria de Matons y Rossell (1928), donde se realiza una primera descripción. Con anterioridad, Rossell (1919), le había asignado un origen europeo -en contraposición al africano-, considerando que debía estar emparentada con otras agrupaciones raciales centroeuropeas.

Aunque la documentación escrita es escasa, Parés et al. (2005) identifican a la cabra Catalana en unas pinturas medievales del s.XIV en la localidad de Torà (Segarra, Lleida), en la que se aprecian los rasgos característicos de la raza: coloración blanca y cuernos dispuestos en forma de arco, paralelos y dirigidos hacia atrás. Por otra parte, la documentación gráfica existente es importante (finales s.XIX y principios s.XX), gracias a los fondos fotográficos del Centre Excursionista de Catalunya (AFCEC) y del Institut d’Estudis Ilerdencs (IEI), entre otros.

La agrupación racial Catalana comparte nexos de unión morfológicos con otras razas blancas centroeuropeas y mediterráneas; del mismo modo, también presenta importantes diferencias con todas ellas. Por eso es que en su formación y evolución deben haber intervenido troncos o familias caprinas distintas que a lo largo de la historia han interaccionado entre sí. Documentalmente, han existido tres troncos principales implantados en Catalunya: el pirenaico (cabra Pirenaica), el céltico (cabra Albera) y el serrano blanco (cabra Blanca de Rasquera). Estudios morfológicos comparativos –diversos autores- adscribirían esta población al gran grupo blanco Celtibérico, siendo su representante más oriental, e influido por el tronco pirenaico.

Cuando la trashumancia (s.XX) declinó, el censo caprino lo hizo con la misma intensidad. La cabra que nos ocupa quedó relegada a la sierra del Montsec (Lleida). En los años 70, Canut y Navarro (1980) localizan una importante población de cabras catalanas en esta zona, señalando que se podían contabilizar, solamente en el valle d’Àger (Pallars Jussà, Lleida), hasta 15.000 ejemplares de este tipo. En estos lares también era conocida como cabra Pallaresa o del Montsec. En 2005 se dio por extinguida (Parés et al., 2005).

El pequeño rebaño localizado en 2005 en Sant Salvador de Toló (Pallars Jussà) fue comprado en 2010 por ganaderos de la asociación Cultures Trobades de Slow Food Terres de Lleida, que impulsó un proyecto de recuperación de dicha cabra. El rebaño se instaló en Vilanova de Meià (Noguera, Lleida) y, actualmente, consta de 120-130 ejemplares. Posteriormente, en los años subsiguientes, se fueron localizando ejemplares dispersos en rebaños mixtos (70-80 ejemplares) en las comarcas leridanas del Pallars Jussà y Alta Ribagorça, principalmente, aunque también en la Noguera, Solsonès, Segarra, Garrigues y la Ribagorza oscense.

 

Inici pàgina
Pàgina inicial

 

 
     
 
Última actualización: noviembre 2018