La
principal aptitud de la raza Ripollesa es
la producción de corderos de tipo “ternasco”,
con unos pesos vivos entre 22 y 24 kg. Produce
canales de alta calidad, bien conformadas,
con un estado de engrasamiento adecuado a
la demanda, y comercializadas mayoritariamente
en la categoría de Marca “Q”
de calidad como “xais de ramat”.
Algunas explotaciones realizaban el ordeño
de las ovejas tras el destete, durante poco
tiempo, y utilizaban la leche para hacer “mató”
(cuajada). Actualmente, hay muy pocas explotaciones
que ordeñen.
Otra
característica de la raza es su poliestría,
que hace que se puedan obtener corderos en
cualquier época del año, con
una prolificidad mediana-baja, de 1,2-1,3
corderos nacidos por oveja parida. Los primeros
partos se registran a partir de los 12 meses
de edad, aunque la edad media de la raza a
su primer parto la podemos situar alrededor
de los 18 meses. No obstante, con un adecuado
manejo general y alimentario se podrían
mejorar estos índices reproductivos.
Su
piel es de una excelente calidad, y su lana
es del tipo entrefino, con un diámetro
de fibra de 24-26 mm.
Situación
Actual y Perspectivas
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Actualmente
la raza Ripollesa se explota de maneras muy
distintas: de modo tradicional en trashumancia,
en extensivo, o en semiextensivo. El sistema
más utilizado hoy día es el
“semiextensivo”, con pastoreo
del rebaño durante el día y
reclusión en establo durante la noche.
El tamaño medio de los rebaños
es de unas 500 hembras adultas, realizándose
una planificación reproductiva para
conseguir una producción continua y
uniforme de corderos durante todo el año.
La
raza Ripollesa está clasificada en
el Catálogo Oficial de Razas como raza
de fomento, en base al censo de animales,
pero teniendo en cuenta el reducido número
de animales inscritos en el Libro Genealógico,
podría pensarse en la necesidad de
clasificarla como en “estado de vulnerabilidad”,
e implementar los mecanismos necesarios para
su conservación y fomento. En el año
1989, y en base a un convenio entre el DARP
(Generalitat de Catalunya) y la UAB (Facultad
de Veterinaria de Barcelona) se inició
un programa de control de producciones en
esta población, conjuntamente con la
ANCRI i la ESAB (Escuela Superior de Agricultura
de Barcelona).
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