VACA PALLARESA
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 APTITUDES

La ganadería bovina no fue un puntal económico predominante en los Pirineos leridanos durante los siglos XVIII y XIX, pues los lugareños de estas comarcas se dedicaban básicamente al ganado equino –sobre todo como animal de trabajo y tracción–, preferentemente para el cultivo de la viña. Los primeros bovinos blancos, procedentes de Francia, llegaron de la mano de comerciantes y tratantes de ganado que abastecían la comarca de todo tipo de animales de trabajo y carne. Estos animales fueron muy apreciados, durante décadas, por su gran corpulencia y fuerza para trabajar, ya que eran muy dóciles y manejables, de gran talla y recios para labrar. Su capacidad lechera era suficiente para criar de forma provechosa un ternero, dando buenos animales para la venta. Tras destetar los terneros se continuaba ordeñando las vacas para proporcionar a las familias leche para la casa y queso para consumir, el llamado “formatge de tupí” (queso de tupí), típico del Pallars.

Posteriormente, tras la crisis de la ganadería equina de los años 50 y la bovina del sector lechero de los años 80 –con su censo ya muy disminuido–, los pocos ganaderos que todavía mantenían estos animales se reciclaron exclusivamente hacia el sector cárnico, en una competencia dramática con la cada vez más emergente Bruna dels Pirineus. El resultado de esta “competitividad censal” fue la progresiva situación de umbral de extinción a la que se vio abocada, pudiéndose catalogar a inicios del s.XXI como población o raza en estado de reliquia (≈16 reproductores). En esta última década, y gracias a los esfuerzos de los pocos ganaderos que han conformado la asociación, el censo ha empezado a mejorar y se ha conseguido triplicar el número de individuos reproductores (46 individuos, a diciembre de 2017).

La reproducción se realiza en base a monta natural y los ganaderos guardan toda la reposición de hembras para la asociación. Destinan los terneros machos para su engorde ecológico y posterior venta. Estos terneros se desmaman a los 6-7 meses de edad, pasando luego al engorde y posterior sacrificio a la edad de 12-14 meses, con un rendimiento a la canal de ≈60% (peso canal de 350-375 kg). La Pallaresa es una vaca muy rústica, dócil y manejable. Sin apenas problemas de parto aguanta muy bien en la alta montaña, a la que sube hacia mediados de abril permaneciendo hasta principios de diciembre. En invierno también viven en libertad, utilizando las instalaciones únicamente para criar. Es muy capaz para soportar fuertes nevadas y aprovechar pastos en zonas de orografía escarpada.

Situación Actual y Perspectivas

La situación actual continúa siendo crítica. El reducido número de efectivos, y de ganaderos, no garantiza la supervivencia de la misma. Una posible solución sería que otros ganaderos de la zona integraran en sus rebaños efectivos de la raza, ya que productivamente es muy similar a la Bruna. Sin embargo, para que esto pudiera suceder, se haría necesario un incentivo económico para su tenencia (argumentando motivaciones culturales e históricas). Otro problema añadido, y de solución más compleja, es la grave situación que atraviesa el sector ganadero en estas comarcas. La densidad de población es inferior a 5,07 hab/km2 (la media de Catalunya es de 235 hab/km2), con una media de edad de los actuales ganaderos de 54 años y con un muy escaso relevo generacional. Es decir, que si las condiciones económicas y sociales no cambian, el sector ganadero, en estas zonas del Pirineo, experimentará un acentuado e irreversible proceso de regresión.

A nivel productivo tienen buena acogida sus terneros añojos, de excelente calidad y criados de forma totalmente ecológica por estos pastos pirenaicos. Se comercializan, básicamente, en las carnicerías de la comarca, bajo el nombre comercial de “Carn Roia”, con el valor añadido que ello comporta. Otro producto de interés, específico y genuino y de un importante valor añadido, sería la producción y comercialización de un queso típico del Pallars, elaborado con leche de vaca —aunque no de forma exclusiva—, como es el llamado “Formatge de Tupí” (Queso de Tupí) (Figura 4), producto exquisito y muy codiciado en las buenas mesas.

En cualquier caso, pensamos que la orientación productiva de esta población tiene que seguir encarada en la línea de la producción ecológica y la búsqueda de un sello o marca de calidad diferenciador de sus productos.

No obstante, el principal “producto” generado por la misma podría ser de tipo cultural y medio-ambiental. El hecho de que –de forma casi exclusiva– todos los individuos se ubiquen geográficamente dentro de un parque natural (Parc Natural de l’Alt Pirineu), y colaboren estrechamente con su administración en las tareas de mantenimiento del paisaje y ecosistema, así como en ser polo de atracción y estampa turística del mismo, y en actividades escolares, les debería proporcionar un valor añadido en cuanto a su conservación.

 

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Última actualización: noviembre 2018