Actualmente,
la producción de corderos de tipo “ternasco”,
para su consumo mayoritario dentro del Valle,
con unos pesos vivos entre 22 y 24 kg a los
2,5-3 meses de edad, es la principal actividad
económica de los ganaderos. La preservación
de los pastos de montaña y el mantenimiento
del ecosistema del Valle, son otras actividades
de interés que puede, y debe, aportar
la raza. Sin embargo, las motivaciones de
tipo cultural, de patrimonio genético-histórico,
podrían ser el argumento fundamental
que revitalizara, ya no la vuelta a censos
de épocas pasadas, pero sí el
interés de su conservación.
Un valle, eminentemente turístico,
como es la Val d’Aran podría
verse favorecido, en este sector, por actividades
lúdico-culturales aportadas por la
raza y sus gestores: los pastores y ganaderos.
Prácticas folclórico-culturales
que en tiempos pasados se realizaban en gran
parte del Pirineo, mantienen su vigencia en
la Val d’Aran, como sería el
caso de la llamada “envalona”,
esquileo de fantasía que realizaban
los pastores con su ganado.
Situación
Actual y Perspectivas
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La
situación en el Valle de Arán
del ovino en general, y de esta raza en particular,
es crítica. En menos de dos años
(período 2003-2004) el censo ovino
ha pasado de 4421 hembras y 150 machos, distribuidos
en 84 explotaciones, a 2569 hembras y 92 machos,
distribuidos en 64 explotaciones, y de éstos
únicamente se consideran representativos
de la raza un total de 1649 ovejas y 50 moruecos.
Los cruzamientos con Xisqueta y Rasa Aragonesa,
y aún con razas tan exóticas
como Suffolk y Berrichon, han sido frecuentes.
La creación a principios de 2004 de
la asociación de la raza (ACORA) y
la instauración ese mismo año
de un Programa de Conservación, promovido
y financiado por el DARP (Generalitat de Catalunya)
y el “Conselh Generau d’Aran”,
en colaboración con la Facultad de
Veterinaria de Barcelona, pueden ser dos elementos
de vital importancia que ayuden a cambiar
el signo negativo de esta tendencia.
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