La documentación histórica referenciada sobre esta población es escasa. Está documentada su presencia y expansión a mitades del s.XVIII y XIX en el valle de Isil (Pallars Sobirà), como animales que procedían de Francia, y su posterior expansión hacia las comarcas colindantes del Valle de Arán, Pallars Jussà y Alt Urgell (Gràcia, 2009).
No obstante, a partir de la información de los registros municipales y las declaraciones juradas de ganadería de los ayuntamientos de la comarca del Pallars Sobirà, que mayoritariamente se habían cedido al Archivo Histórico Comarcal de Sort y al Consejo Cultural de los valles d’Àneu en Esterri d’Àneu, y entrevistas personales a los ganaderos de bovino de más edad de la zona, se pudieron aportar luces adicionales a la evolución histórica de esta población (Sinfreu, 2011).
A pesar de que la ganadería bovina no era un puntal económico predominante en los Pirineos leridanos durante los siglos XVIII y XIX, pues los lugareños de estas comarcas se dedicaban preferentemente al ganado equino, sobre todo como animal de trabajo y tracción, y al ovino de carne, así como, y de forma amplia al cultivo de la viña, los primeros bovinos blancos, procedentes de Francia, llegaron de la mano de comerciantes y tratantes de ganado (Pailhes, 2000; Bringué et al., 2005) a la comarca del Pallars Sobirà a mediados del s.XVIII, al valle de Isil, a través de los puertos de Salau y Aulà (J. Sebastià, com. per., 2011), y posteriormente por el valle de Cardós y la Vallferrera (M. Canturri, com. per., 2011), utilizados como de triple aptitud: trabajo, carne y leche (F. Badia, J. Faurat, S. Angrill, F. Aura; com. per., 2011).
En las declaraciones juradas de ganadería de Felipe Vidal (Besan) y de Buenaventura Feu (Ainet de Besan) del año 1885-1886, obtenidas del Archivo Histórico Comarcal de Sort, ya se referencian 22 y 15 vacas blancas, respectivamente —vaca blanca o Blanca del Pallars, tal como ha sido conocida popularmente desde sus orígenes (F. Badia, S. Angrill, R. Montaner, M. Canturri; com. per., 2011)—, entre otros animales de abasto.
El abandono de la economía de subsistencia como consecuencia de la llegada de las vías de comunicación a todos los pueblos y, sobre todo, la crisis de la filoxera en el cultivo de la viña (finales del XIX y principios del XX), propició de manera muy importante la reconversión ganadera de estos parajes. La primera mitad del s.XX representa la época de máximo esplendor de la población Pallaresa. Se calcula, según los registros del Archivo Histórico Comarcal de Sort (período 1928-1953), que en esa primera mitad del s.XX, más del 40% de los bovinos existentes en la comarca eran de “raza” Pallaresa, debido básicamente a su gran corpulencia, capacidad lechera para criar al ternero y gran fuerza para trabajar. El resto lo conformaban, posiblemente, algún ecotipo de la actual Pirenaica (de procedencia mayoritaria del Valle de Arán), la llamada vaca Catalana (Parés, 2004; Parés et al., 2005), de capa uniformemente roja (extinguida a mitades de s.XX), y otras poblaciones locales, indefinidas y oscuras, que los lugareños identificaban como “mascardas”, y extinguidas asimismo durante la segunda mitad del s.XX (J. Vicent, L. Isanta, M.A. Planes; com. per. 2011).
Por otra parte, estas poblaciones locales de los Pirineos empezaron a cruzarse a principios del s.XX –si bien todavía no de forma masiva–, con bovino lechero importado de Suiza (Parda Alpina), para buscar una posible alternativa económica al tradicional cultivo de la viña en la incipiente industria lechera que estaba naciendo. En el año 1915, por ejemplo, se crea la Cooperativa Lechera del Cadí en la Seu d’Urgell, y en 1932, la Cooperativa Lechera de Sort, en el Pallars Sobirà. Durante bastante tiempo estos animales fueron utilizados en su triple aptitud: trabajo, carne y leche, pero hacia mediados del s.XX, y posiblemente debido a la crisis de la ganadería equina de los años 50 y 60 y al hecho de no poder competir con otras razas lecheras más especializadas (Parda Alpina y Frisona), los cruzamientos y la selección de los animales se orientaron hacia la búsqueda de unas buenas características cárnicas. El resultado fue la aparición de la actual población de "Bruna dels Pirineus", morfológicamente parecida a sus antecesoras, pero con una clara y diferenciada aptitud cárnica (Sierra et al., 1998; Servei de Producció Ramadera, 2003; Parés et al., 2005; Such et al., 2009; Piedrafita et al., 2010).
La población Pallaresa entró en un imparable proceso de franca regresión. En los años 80 había desaparecido de las comarcas receptoras (p.e. Valle de Arán, Pallars Jussà y Alt Urgell) y únicamente se mantenía, diseminada y en pequeños núcleos, en su comarca de origen del Pallars Sobirà. Su censo, por aquella época, ya no llegaba ni al 2% del total de bovino existente en dicha comarca (Sinfreu, 2011).
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