Resumen
de la Conferencia impartida en la "XVIII
Feria de la Jacetania, EXPOFORGA 2006"
(2-4 de junio), en la localidad de Puente
la Reina, Huesca (Dr. Jordi Jordana).
Es
una constante de las últimas décadas,
el vertiginoso ritmo de extinción que
están sufriendo numerosas razas locales
domésticas de las diferentes especies.
En los mamíferos domésticos
el riesgo de extinción actualmente
es superior al 35%, siendo ya del 50% en Europa.
Y el porcentaje de riesgo va en aumento. Este
ritmo supone, que de media, casi dos razas
se extinguen semanalmente.
Y
aunque la especie ovina no es particularmente
la más afectada, ya que aquéllas
no dependientes del medio con sistemas de
producción intensivos o muy intensificados
(cerdos, aves, bovino lechero,...) han visto
declinar dramáticamente su número,
tampoco escapa a esta situación regresiva.
Sobre todo aquellas razas locales o autóctonas,
sitas generalmente en medios geográficos
difíciles o más desfavorecidos,
que en el devenir de los años no han
podido competir productivamente con otras
más especializadas para el gran objetivo
de selección de las últimas
décadas: la cantidad de producto.
Y
es aquí donde aún pueden tener
cabida, productivamente, estas poblaciones.
En la obtención, oferta homogénea
y eficaz comercialización de un producto
de calidad, siendo el beneficio obtenido el
valor añadido que esto comporta.
Sin
embargo, y no nos engañemos, la tendencia
regresiva de estas razas o poblaciones locales
minoritarias, es muy manifiesta y continua,
pudiendo aventurar que si los condicionantes
sociales y económicos no cambian, en
pocos años el sector ovino, y por extrapolación
el sector ganadero en general, en todas estas
zonas del Pirineo, puede experimentar un acentuado
e irreversible proceso de desaparición.
El
ganado ovino de los Pirineos está en
franca regresión, pero la principal
especie en peligro de extinción son
los propios ganaderos. Actualmente, al menos
en el Pirineo Catalán, la media de
edad ronda los 54 años, con menos de
un 20% de relevo generacional asegurado. Se
tienen que buscar y evaluar otras alternativas
socio-económicas-productivas, tanto
por parte de administraciones, asociaciones
de ganaderos y centros de investigación,
que garanticen el mantenimiento y conservación
de todo este patrimonio genético-cultural.
La ayuda económica a los ganaderos
“mantenedores” de este patrimonio
se hace imprescindible; ayuda que compensaría
la menor producción –que no productividad-
de estas razas en el medio adverso que habitan,
pero que garantizaría su supervivencia
y la función social que realizan. La
posibilidad de poder disfrutar de estos animales
y de su historia, que también es la
nuestra, y la gran labor que realizan en el
mantenimiento del paisaje y del ecosistema,
los hacen insustituibles en estas comarcas.
Los
tiempos cambian y las necesidades lúdicas
aumentan. La preservación, en las mejores
condiciones posibles, de los pastos de montaña
en zonas turísticas de esquí
–como es el caso de muchas comarcas
Pirenaicas-, en el mantenimiento del ecosistema
y la prevención de incendios, y como
estampa turística y cultural para el
cada vez más emergente turismo rural
–agroturismo-, son actividades perfectamente
asumibles por estas razas autóctonas,
que deberían tenerse en cuenta por
parte de las administraciones pertinentes
para ayudar a su propia conservación.
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